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Interpretación del parte detallado de la defensa de Alcañiz del Comandante Francisco López Lacambra, de 16 de agosto de 1.874.
Este parte describe el sitio de Alcañiz por las fuerzas carlistas entre el 13 y el 15 de agosto de 1.874.
Este parte describe el sitio de Alcañiz por las fuerzas carlistas entre el 13 y el 15 de agosto de 1.874.
"CCXIIL—NÚM. 233 VIERNES 21 DE AGOSTO DE 1874. Tomo III.—Pág. 445
GACETA DE MADRID-MINISTERIO DE LA GUERRA
Parte
detallado de la defensa de Alcañiz. Capitanía general de Aragón.--
Estado Mayor. — Sección 3ª — Gobierno militar de Alcañiz.
—Excmo. Sr.:
En la tarde del 13 del actual tuve,
noticia de que las facciones reunidas de Segarra, Pallés, Gamundi,
Cura de Flix, un batallón de Valles y los zuavos de D. Alfonso, con
cuatro piezas de artillería de montaña, se hallaban en Calanda; y
al anochecer dispuse que la escasa guarnición de esta plaza, unida a
la Milicia Nacional local y a 50 emigrados que anteriormente se
habían brindado a tomar las armas en caso de necesidad, cubriese el
extenso perímetro de la población; disponiendo que la primera
compañía de la reserva de Alcañiz, la segunda de la Milicia, una
fracción de la tercera de la misma y 40 individuos de la sección de
trasportes de Administración militar cubriesen toda la parte que
mira al río, o sea desde la puerta de San Jaime, puente, hasta el
segundo torreón de las monjas; la primera compañía de la Milicia
citada y restante de la tercera desde este punto hasta el juego de
pelota, y desde allí hasta el portal de Herrerías, que es un trozo
extensísimo; las cuarta y sexta de la citada reserva de Alcañiz,
unos 50 hombres, incluso músicos, del regimiento de Córdoba,
reservas de Astorga y Avila, procedentes del hospital de esta plaza;
además de las guardias establecidas de ordinario, que las cubrían
fuerzas de los cuerpos citados y unos pocos enfermos de las compañías
de movilizados del cantón.
En el castillo dejé la tercera
compañía de la reserva con la sección Krupp y las dos piezas de
dotación de la plaza, y en la de la ciudad coloqué como reserva los
emigrados a que antes me he referido y la segunda y quinta compañías
de Alcañiz.
Confié el mando de las fuerzas del
puente al Teniente Coronel graduado, Comandante D. Pelayo Fonseré;
la del centro al primer Comandante de la Milicia Nacional D. Casimiro
Cabañero; las restantes al Comandante del mismo D. Rafael Masgrau
bajo la inspección del Coronel Graduado, Teniente Coronel primer
Jefe de dicho batallón D. Francisco Guerra, encargando al otro
Comandante D. José Leoz del castillo y sus avenidas, y dispuesto yo
a acudir al sitio en que fuere necesaria mi presencia. A la hora
acostumbrada salió la ronda volante da las afueras a establecer los
puestos que les tengo designados; pero a los pocos momentos oí ya la
señal de alarma convenida y bastantes tiros después, teniendo que
retirarse a la plaza la citada ronda.
Continuó la noche con tranquilidad;
pero a la una y media de la madrugada, hora sin duda convenida de
antemano, rompió el enemigo a un mismo tiempo un horroroso fuego por
todo el perímetro sin la menor excepción, ocupando las fábricas de
harina y molinos de aceite que están al otro lado del río junto al
puente, y todos los huertos situados en el resto del perímetro:
parapetados en las tapias de ellos y con los bancales a distinto
nivel del terreno, llegaron sin que pudieran ser sentidos y con el
mayor silencio a 400 pasos de la muralla apenas concluida el día
anterior.
Todas las fuerzas del recinto
contestaron con un fuego tan nutrido como el del enemigo, aunque con
la debilidad consiguiente a su escasez; pero reforzados
inmediatamente los puestos mandados por el Teniente Coronel Guerra y
Comandante Masgrau con la quinta y parte de la segunda compañía de
esta reserva, la ronda volante y la sección de emigrados, se
contrarestaron los inauditos esfuerzos de la facción, que con una
tenacidad y arrojo digno de mejor causa llegó hasta la misma
muralla, y con piquetas y palanquetas de que venían provistos empezó
a socavarla, tratando también de abrir huecos donde apoyar los pies
para asaltarla: todo fue en vano; la oportunidad del refuerzo, las
oportunas disposiciones de los Jefes citados y de los dignos
Oficiales a sus órdenes, y la serenidad de las tropas compuestas de
quintos y paisanos armados, muchos de estos con fusil liso, y los
restantes, en su gran mayoría, con Berdan y unos muy pocos
Remingthon contuvieron al enemigo; hicieron retroceder a sus
parapetos, y por fin retirarse a las cuatro de la mañana al toque de
alto el fuego que repitió toda la línea, abandonando muchas armas,
picos, palanquetas, comestibles, ropas que están en mi poder, sobre
todo muchas municiones Berdan, Remingthon y Minié, que se han
recogido a espuertas. Mientras esto sucedía en el lado de los
huertos, el Comandante Fonseré, improvisando aspilleras, muchas de
ellas en las antiquísimas murallas de la población, sostenía un
nutridísimo fuego contra un enemigo perfectamente parapetado. La
artillería Krupp y la de la plaza, mandadas por el Capitán de
ejército, Teniente del cuerpo D. José Somoza, y el Teniente de la
reserva D. Francisco López Olivera, a pesar de la oscuridad de la
noche y guiados sólo por los fogonazos, alojaron cuatro granadas en
las fábricas y molinos antes citados, contribuyendo a apagar los
fuegos del batallón del Cura Flix, que las ocupaba.
Sin pérdida ninguna por nuestra
parte, el enemigo tuvo muchas; pudiendo manifestar a V. E., aunque
invierta algo el orden de los sucesos, que al día siguiente se
recogieron y enterraron 10 cadáveres; que en Valdealgorfa han
enterrado otros, y que retiraron muchos heridos que se hallan
curándose en Torrecilla, Codoñera y otros pueblos inmediatos,
recogiendo nosotros uno y haciéndoles un prisionero, que no me
puedo explicar cómo quedó inmediato a la muralla sin lesión
alguna.
Por ellos he sabido que el batallón
sorteado para el asalto fue el mandado por Pallés; que secundaban el
ataque los dos batallones de Gamundi, uno de Segarra, el del Cura
Flix ya citado, y uno o dos de zuavos; que los titulados Infantes
habían venido desde el Forcall a Calanda, y desde allí se habían
trasladado durante el ataque al sitio llamado la Camarasa, distante
hora y media, acompañados de Tristany y del resto de las facciones
de Aragón y Maestrazgo, a excepción de Cucala, a quien esperaban
con artillería rodada, pues ellos sólo traían cuatro cañones de
montaña, de que no hicieron uso.
Continuó la noche sin novedad; pero a
cosa de las siete de la mañana se presentó en el Cabezo del Cuervo
como un batallón, empezando a hostilizar la plaza; pero la
artillería logró colocar dos granadas en el centro de la masa,
dispersándoles y causándoles alguna baja, lo cual me consta, porque
en el reconocimiento que inmediatamente después practicó la ronda
volante, mandada por Segundo Martínez, y protegida por otras fuerzas
a las órdenes del Teniente Coronel Guerra, recogió porción de
ropas ensangrentadas y observó muchos rastros de sangre.
Todo el día 14 continuó la facción
en los alrededores de la población, dejándose ver y retirándose, y
haciendo de vez en cuando algunos disparos: al anochecer volvió a
tomar posiciones, y luego he sabido que colocó un cañón cerca de
las fábricas y molinos ya citados, y a las doce de la noche comenzó
de nuevo a hostilizarnos por la parte de los huertos con un fuego
nutridísimo, pero que cesó a cosa de tres cuartos de hora,
continuando toda la noche algunos disparos. Las fuerzas que situaron
en el cañón al otro lado del puente no hicieron fuego, y luego he
sabido que cansadas de esperar órdenes y no habiendo recibido ración
se retiraron.
El día 15 por la mañana dispuse se
practicase un nuevo reconocimiento por la carretera de Morella; pero
apenas salió la fuerza de esta plaza, una muy escasa del enemigo
quiso atraerla; pero comprendido al momento por el digno Comandante
Fonseré, que la mandaba, hizo alto, tomó posiciones y me dio aviso.
No se equivocó: ínterin yo lo recibía aparecieron gruesas fuerzas
de caballería y bastante infantería que ocupaba los antiguos
fuertes exteriores y el Cabezo del Cuervo, donde los zuavos
construyeron algunas trincheras, aunque a la ligera.
Retiradas las fuerzas de descubierta a
la plaza bajo la protección de la artillería de la misma, se rompió
un fuego bastante intenso que duró casi todo el día, a pesar de
haber sido desalojados de sus posiciones por dicha artillería en un
muy breve tiempo.
Municionadas las tropas y ocupando
todas las mismas posiciones que los días anteriores, a las once de
la noche, creyéndolas el enemigo cansadas, intentó un nuevo asalto
por el mismo punto de los huertos; pero como el de la noche del 13 al
14 se estrelló ante la constancia y decisión de esta sufrida tropa
y nunca bastante alabada Milicia Nacional y emigrados, desistiendo de
su empeño a la hora de haberlo emprendido, y abandonando a su marcha
bastantes escalas que he mandado inutilizar en este día.
En la mañana de hoy sólo ha habido
un ligero tiroteó y se han visto muchos grupos por distintos
caminos, habiendo sabido por algunos carreteros llegados por la de
Morella que a las cuatro de la tarde de ayer D. Alfonso y Doña
Blanca salieron de Valdealgorfa, camino de Mazaleón, creyendo que en
estos se halle, en Calaceite y pueblos inmediatos. La fuerza que
anoche hostilizó la plaza se ha retirado también al parecer esta
mañana, y durante la tarde de hoy se han visto de nuevo grupos de
caballería e infantería que iban y venían por la carretera de esa
ciudad, camino de Calanda y Montañas de Pueyos y Valdecabadores,
asegurándome en este momento que en Castelserás han cargado esta
tarde, no sé qué fuerzas, carros con escalas. Tengo tomadas las
mismas precauciones que las noches anteriores; y la tropa, Milicia,
emigrados con sus Jefes y Oficiales, a pesar de no haber abandonado
la muralla desde las cinco de la tarde del 13 del actual, se halla
tan contenta y animada, que me atrevo a asegurar a V. E. que no se
preocupa por lo que pueda suceder en la noche próxima.
No puedo citar a V. E. nombre alguno
de cuerpo armado ni persona digna de especial mención; todos se han
distinguido. Excmo. Sr., todos se han excedido a sí mismos; a mi
lado he tenido constantemente al Sr. Juez de primera instancia del
partido, que me ha ayudado en cuanto ha sido necesario; pero faltaría
a mi deber si no hiciese una honorífica mención del Sr. Alcalde D.
Manuel Mor, que con el segundo y demás individuos del digno
Municipio que preside me ha facilitado instantáneamente cuantos
auxilios les he pedido; han conducido municiones a los puntos que las
necesitaban, han ejercido las funciones de Ayudantes míos,
trasmitiendo mis órdenes y ayudando eficazmente al citado primer
Alcalde, le han permitido improvisar en muy pocos días una extensa
muralla que, si bien no muy fuerte, lo ha sido lo suficiente-para
contener al enemigo, llenando además de barricadas las calles para
poder hacer otra defensa en el segundo recinto.
Recomiendo a V. E. a todos,
Ayuntamiento, militares, Milicia y emigrados. Todos son dignos de su
aprecio y consideración.
Continúo en absoluta incomunicación
con la parte de Híjar, no habiendo llegado correos, coches ni
carros.
Ignoro por lo tanto la situación de
columnas, y aventuro este parte dudando llegue a su poder por si le
inspirase algún cuidado la situación de esta plaza.
Dios guarde a V. E. muchos años.
Alcañiz a las once de la noche del 16 de Agosto de l874.=Excmo. Sr.=
El Comandante militar, Francisco López Lacambra.—Excmo. Sr.
Capitán general del distrito.=Es copia.=El Coronel Jefe de Estado
Mayor. Luis Otero.=V.° Bº=P. A., el Brigadier Segundo Cabo
Grajera.— Hay un sello que dice. Capitanía general de Aragón=
Estado Mayor."