Esta es una parte de un documento en el que estoy trabajando que trata sobre las Madrinas
de guerra
En la guerra, además del enemigo que tienes enfrente, dentro de las
propias líneas, tienes un enemigo llamado soledad y distancia.
Los responsables de los ejércitos conocen este enemigo y dan una
alta prioridad a que la correspondencia llegue desde la retaguardia
al frente y viceversa. Si bien según la actividad en el frente había
cartas que se perdían o que llevaban con retraso, lo habitual era el
reparto diario del correo, que se organizaban desde las estafetas
militares.
Las madrinas de guerra surgen, o se promueven rápidamente en el
ejercito de franco. Las madrinas realizaban la labor de escuchar,
motivar, a sus ahijados en el frente por medio del correo postal. El
ser madrina de guerra se convierte en un deber de la buena española.
En
aquella época el analfabetismo está en torno al 50%. Leer y
escribir no estaba al alcance de todos. Las madrina podían tener
varios ahijados. Y al revés los soldados podían tener varias
madrinas. Aunque en algunos casos se pedía exclusividad o fidelidad
de ser la única madrina o el único ahijado por ambas partes. Era
frecuente que cuando un soldado recibía una carta de su madrina,
éste leyera la carta a sus compañeros. Compartían las letras de
esas cartas para pasar esos ratos de las pausas en las campañas.
En
muchas cartas los soldados piden insistentemente fotos de sus
madrinas. Los ahijados a su vez envían fotos de ellos a sus
madrinas. Las fotos debían de ser como unos trofeos que
orgullosamente mostraban a sus compañeros, si podían ir con
dedicatoria mejor. Inversamente, las madrinas también querían fotos
de sus ahijados, y dedicadas si era posible. Las fotos no eran
fáciles de hacer, tenían que ir a las capitales para hacérselas.
Los
ahijados piden que las cartas sean más largas. Algunas cartas se
pierden, otras llegan con semanas de retraso....Había mucha
impaciencia sino recibían cartas casi a diario, a veces escribían
sin conocer la respuesta a cartas anteriores, se creaban
malentendidos, pero comprendían la situación, y seguían
manteniendo la correspondencia. Los soldados querían mantener esa
correspondencia para desconectar de la tensión del frente de
batalla.
Las
cartas que llegaban desde el frente a sus madrinas mantenían
generalmente el mismo esquema:
Un
encabezado, donde indicaban el lugar desde el que escribían, por
ejemplo: Frente del Ebro, Frente de Teruel...Luego la fecha y en que
año tras el alzamiento se encontraban, por ejemplo: II, ó III Año
Triunfal, Año de la Victoria.
Solían
describir incidentes, fechorías que habían perpetrado “los
rojos”.
Acaban
con un Saludos a Franco, Viva España,....
Todas
las cartas, en el sobre, llevan la marca de CENSURA MILITAR. Los
censores leían las cartas como elemento de control ideológico de la
población, además indirectamente, podían llegar a conocer los
planes del enemigo.
Había
varios medios por los que comenzaba una relación madrina-ahijado. En
ocasiones se publicaban anuncios en los periódicos. Otras veces
cuando los soldados liberaban un pueblo, mantenían contacto con las
mujeres, se establecía una relación de amistad y mantendrían la
correspondencia durante los meses siguientes. Otras veces un soldado
recomendaba y daba las señales de una mujer que había conocido y
que todavía no tenía ahijado, como es el caso de Juvencio Frutos
del 14 Ligero – 33ª Batería que el 1 de enero de 1939, escribe a
Miguela solicitándole que sea su madrina, ya que su amigo y
compañero Gabarrón que era ahijado de Adela, le había dicho que
Miguela no tenía ningún ahijado. Otras veces mujeres de otras
poblaciones recomendaban madrinas a los soldados, tal es el caso de
Pedro Margüelles de la 1ª División de Navarra, 1ª Compañía de
ingenieros, que escribe a Miguela Mulet desde el frente de Cataluña
el 22 de enero de 1939. En Gandesa una íntima amiga de Miguela le
dio la dirección.
Una
carta en la que se describe la esencia madrina-ahijado. Es la que
escribe Eduardo Venegas del Batallón 174, 4ª Compañía, División
15, el 27 de septiembre de 1938.”En
estos momentos de aburrimiento que tenemos en las trincheras los
soldados, sin tener una persona a quien dirigirnos en la retaguardia
nada más que a nuestros ancianos padres. Es por lo que te pido me
perdones el atrevimiento de dirigirme solicitándote como madrina de
guerra que todo buen Español deseamos.
Toda
buena Española tiene deberes que cumplir, uno de ellos es el
siguiente aceptar como Madrina de guerra a un chico de la nueva
España que se encuentra luchando por estas tierras de Teruel.....”
Muy buen trabajo
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